La actual presidencia checa en la Unión Europea está reclamando el cese de las prácticas proteccionistas frente a la crisis económica que se está viviendo en el mundo. Ya conocemos las consecuencias nefastas del cierre de las fronteras: no circulan los bienes, las personas y las ideas. El desenlace fatal del proteccionismo de los años treinta fue la segunda guerra mundial, en un clima ideológico de nacionalismo, autoritarismo, antisemitismo y xenofobia. Un mundo cerrado es desconfianza, hostilidad, guerra y miseria.
Aprender desde la infancia.
Hace 15 años
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